Arrate y la irrupción de la Izquierda que no fue
En la última elección presidencial, 433.195 ciudadanos chilenos dimos testimonio de nuestra vocación de Izquierda votando por Jorge Arrate, otros votaron por Frei siguiendo la inercia de una historia de alianzas con el centro político, y el resto creyó que el hijo de Miguel Enríquez podía dar cuenta de los desafíos que la Historia ofrecía a la Izquierda después de 40 años.
En modo alguno comparto la tesis de que la candidatura de M E-O fuera funcional al triunfo que al final de cuentas obtuvo la Derecha ; cualquier candidato de la Concertación iba al matadero en primera vuelta, el olfato de Insulza no falló. La candidatura de Enríquez solamente alargó el proceso eleccionario a esa inútil 2ª vuelta que jamás tuvo espacios para lograr un acuerdo político, un acuerdo que algunos quisieran hoy día cuando tampoco se ven espacios, un acuerdo y espacios que tal vez otros sueñan conseguir mañana, en un mañana que bien podría prolongarse más allá de los 2 períodos que la Derecha tiene asegurado a la cabeza del poder ejecutivo.
La irrupción de M E-O encarnó el descontento que gran parte de los electores concertacionistas tenía con la conducción de los gobiernos que había elegido, traducida en la conducta política que inéditamente aumentó la brecha entre ricos y pobres, en la facilidad con que capitales extranjeros se hicieron de los recursos naturales del país, en la represión a los mapuches, en el descarado desprecio hacia los trabajadores, hacia los funcionarios de la salud, hacia los profesores y empleados públicos, hacia los estudiantes, hacia todos aquellos que consideró siempre como enemigos y de los que esperó confiado como siempre, su apoyo incondicional en las elecciones presidenciales.
La irrupción de ME-O bien pudo haber sido la irrupción de la Izquierda , pero la Izquierda siempre llega atrasada, se subdivide en grupúsculos, salen a relucir viejas cuitas y finalmente se diluye paralizándose.
En las elecciones municipales pasadas, pudo haberse gestionado un acuerdo que hubiera superado a la Concertación , que hubiera obligado a un cambio previo a las elecciones presidenciales que nos habría evitado soportar al gobierno populista de Piñera. Los porfiados hechos, una vez más comprueban que ciertos fenómenos deben ocurrir necesariamente, pareciera que la voluntad cristaliza no cuando se barajan las esquivas ideas, si no como consecuencia de los resultados que nos señalan los errores; y ni aún así es suficiente, ya que casi siempre los vencidos se aferran a su ciego deseo de volver al “pasado glorioso”.
La Concertación cree tener una carta segura con la popularidad que hasta la fecha ostenta la ex-presidenta Bachelet, he aquí un ejemplo de como no se acepta la realidad, no se acepta la brutal derrota que la Derecha le inflingió a la Centro-Izquierda .
Con todo, Jorge Arrate encabezó al sustrato de la Izquierda que de todas formas rechazaba lo que representaba Frei a pesar de la incertidumbre que causaba el pacto instrumental que su principal sostenedor, el Partido Comunista, tenía con la Concertación. Hacia el final de la campaña, parecía más lógico votar por Frei que por Arrate, pues así se priorizaba el pacto que tan buenos resultados finalmente dio al PC.
Arrate no apareció desarrollando un papel de importancia para la segunda vuelta, fue opacado. Sin embargo Enríquez jugó, bien o mal, no corresponde aquí decirlo, él jugó a pesar de sí mismo tal vez, jugó no jugando o jugando sólo contra la pared, o jugó en otra cancha, pero finalmente jugó.
Lo queramos o no, tal como dice el poeta, sólo nos va quedando el mañana, ese día que no llega nunca, pero que es lo único de lo que realmente disponemos.
Arrate debe cumplir un papel que tiene pendiente, es necesario un referente de Izquierda que vuelva sus ojos hacia la base social, aquella que se da cuenta que recibir limosna es degradante, aquella que es rebelde y que está dispuesta a exigir que se respeten sus derechos y a reconquistar lo que le fue quitado.
Seguimos pensando en los tres tercios, en su vigencia a pesar del ordenador binominal. Los 2 tercios que pretenden ser oposición, debieran ser capaces de llevar a cabo pactos instrumentales que superen el esquema concertacionista, estos 2 tercios, en vez de mimetizarse debieran diferenciarse. Las 2 caras de la Derecha fueron oposición diferenciándose una de otra, fueron RN y UDI; jamás se escuchó decir algo semejante a una Derecha extraparlamentaria, a una minoría excluida, puesto que todos fueron incluidos e interpretados por las sabias mentes de la clase dominante.
René Dintrans
erredintrans@yahoo.es
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