El presidente Piñera está a punto de desperfilarse. Sus aciertos mediáticos se irán al tacho si persiste en confundir a los 33 mineros sepultados con los 32 mapuches en huelga de hambre. Sería imperdonable obligar a comer a los que libremente han decidido no ingerir alimentos, sería imperdonable violentar a quienes están practicando la no violencia activa, aquella legítima forma de enfrentar a la violencia del poder, a la violencia del Estado, a la violencia del Imperio, y que patentó por lo demás, nada menos que Mahatma Gandhi.
Sobretodo si se dice que la causa de la desgracia de los mapuches en huelga de hambre, es precisamente el haber practicado la violencia, el terrorismo. Sería un despropósito privarlos de ejercer una conducta reivindicativa, no violenta.
Es ciertamente imperdonable e innecesario, Piñera nada tiene que ver en este entuerto, él jamás ha invocado la ley antiterrorista, él no es responsable de los atropellos a la razón, de los atropellos a los derechos humanos en que cayeron los gobiernos de la Concertación.
Frei, Lagos y Bachelet, son los que legitimaron a Pinochet al invocar esa ley innombrable.
Piñera no tiene más que mandar un proyecto de ley que elimine esa ley maldita, tal como tomó en sus manos el rescate de los mineros, tal como llegó en un bote a Punta de choros para ganarse el derecho de ser el guardián indiscutible del medio ambiente.
Si así lo hiciere, la aprobación unánime del Congreso batirá todos los records de velocidad en ser aprobada.
No queremos que se nos caiga el presidente, sin embargo su llamado a los partidos de oposición, y sobretodo a la Iglesia , para evitar que los mapuche sigan en su actitud no violenta, son el preludio de una decisión errónea.
Ni la Iglesia , ni la Concertación , son instancias pertinentes.
Presidente, derogue sin consultarle a nadie esa ley; la no violencia habrá triunfado, usted habrá triunfado, y los mapuche estarán vivos para celebrar el bicentenario.
Ojo con los mapuche que son capaces de paralizar el tiempo; sus ritos tienen el movimiento contrario a los punteros del reloj.
Ojo con los mapuche, sus puntos cardinales no son estáticos, comienzan con la salida del sol, y se sabe que el sol no siempre derrama su luz por los mismos cerros.
Ojo con los mapuche, ellos oponen dialécticamente lo humano a lo divino, no separan las aguas. Ellos no quieren evangelizar a nadie, más bien ocultan sus verdades.
Ojo con los mapuche, ellos oponen la honda milenaria de David en contra de la metralla del GOPE. A eso los huinca llaman terrorismo.
Ojo con los mapuche, fueron los únicos indígenas que resistieron al Imperio español, y lo hicieron por 200 años.
Ojo con los mapuche, que es lo único que realmente disponemos como propio. El mapuche está ubicado al centro de la tierra.
René Dintrans
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