jueves, enero 26, 2012

El espíritu de Lautaro


EL ESPIRITU DE LAUTARO
 Leonel Lienlaf

Anda cerca de la vertiente
bebiendo el agua fresca
y grita en las montañas
llamando a sus guerreros.
El espíritu de Lautaro
camina cerca de mi corazón
mirando
escuchando
llamándome todas las mañanas.
Lautaro viene a buscarme,
a buscar a su gente
para luchar con el espíritu
y el canto.
Tu espíritu Lautaro
anda de pie
sobre esta tierra.




LAUTRARO NI PÜLLI

Miawy kachill trayen
pütokopelu lifko,
wirarümekey mawidapüle
mutrümpelu ñi pu kona.
Lautraro ñi pülli
miawy ñi piukepüle
adkintuyawi,
allkütuyawi,
mütrümkenew kom liwen.
Lautraro kintupaenew
kintupay che,
kewatuam piukeyengu
ka ülkantunmew.
Mi pülli
Lautraro
witrayawi
wente mapu.
De su libro, Se ha despertado el ave de mi corazón, 1990.

Apostándole a la musa


Apostándole a la musa
Charles Bukowski


jimmy foxx murió de alcoholismo
en un cuartucho de hotel
de mala muerte.

beau jack terminó lustrando
zapatos,
justo cuando empezaba.
hay docenas, cientos,
más, tal vez mil más.

ser un atleta envejecido
es uno de los más crueles
destinos,
ser reemplazado por otros,
no escuchar más las
aclamaciones y a los conocedores, ya no ser
reconocido,
ser solamente un hombre viejo
como cualquier otro
viejo.

casi como para no creerte
a ti mismo,
revisas el álbum de recortes
con las amarillentas
páginas. y ahí estás,
sonriente;
ahí estás,
victorioso;
ahí estás,
joven.

la multitud tiene otros
héroes.

la multitud nunca
muere,
nunca envejece
pero la multitud a menudo
olvida
ahora el teléfono
no suena,
las muchachas se han
ido,
la fiesta terminó.
por eso escogí
ser un
escritor.

si vales una
maldita cosa
puedes seguir con
tu relajo
hasta el último minuto
del último
día.

puedes seguir
mejorando en vez
de empeorar,
puedes seguir
golpeándolos contra la
pared.

a través de la oscuridad, la guerra,
con buena o mala
suerte
puedes continuar
golpeándolos,
con el deslumbrante relámpago
de la
palabra,
derribando a la vida en la vida,
y a la muerte demasiado tarde para
ganar verdaderamente
contra ti.

viernes, enero 13, 2012

Almacén sin nombre


Almacén sin nombre

Sobre la negra pizarra
con agua y tiza,
mi mano escribe:

«siete variedades de quesos»

atraídos como a la luz las polillas
curiosos lectores se acercan
y comienzan a vaciar el boliche

miles de años allí exponiendo
anclado el cabalístico cartel
con sus claras letras de tiza blanca

que por ahora a causa de la lluvia
se desploman
como palomas degolladas

(en los surcos de mi mano
la machacante frase de batalla
quedó grabada de tanto escribirla)

Sale por fin el sol
secando con sus rayos el atril
que luce impecable su vacío

miro mi reflejo en ese espejo
y pasan por mi mente frases frescas
que establecen nuevos vínculos

alzo la vista y sonrío
creyendo que mi hora ha llegado

largo rato controlo el silencio en mi cabeza
luego levanto el pincel
para escribir lo que dicta mi deseo

pero mi terca mano me contradice,
me lleva por el  mismo camino,
por la huella tantas veces recorrida

retornando las mansas blancas letras
a pastar sobre la negra pradera

Almacén sin nombre


Almacén sin nombre

Sobre la negra pizarra
con agua y tiza,
mi mano escribe:

«siete variedades de quesos»

atraídos como a la luz las polillas
curiosos lectores se acercan
y comienzan a vaciar el boliche

miles de años allí exponiendo
anclado el cabalístico cartel
con sus claras letras de tiza blanca

que por ahora a causa de la lluvia
se desploman
como palomas degolladas

(en los surcos de mi mano
la machacante frase de batalla
quedó grabada de tanto escribirla)

Sale por fin el sol
secando con sus rayos el atril
que luce impecable su vacío

miro mi reflejo en ese espejo
y pasan por mi mente frases frescas
que establecen nuevos vínculos

alzo la vista y sonrío
creyendo que mi hora ha llegado

largo rato controlo el silencio en mi cabeza
luego levanto el pincel
para escribir lo que dicta mi deseo

pero mi terca mano me contradice,
me lleva por el  mismo camino,
por la huella tantas veces recorrida

retornando las mansas blancas letras
a pastar sobre la negra pradera

martes, enero 10, 2012

Playa vacía


Playa vacía

a tus espaldas
quietas arenas blancas

es el eterno paisaje
que guarda las pisadas
de hombres que sin prisa partieron

fueron yéndose
entre los gritos de las aves
que volverán el próximo verano

Hacia la orilla
el mar bravo embiste las sombras
estallando su furia
su espuma
contra la dura piel de las rocas

con el tiempo
esas piedras
que quiebran
la línea del horizonte

caerán fulminadas
hechas polvo

retrocediendo

partícula
a
partícula

como un lejano llanto
de lágrimas secas