Parece un hecho cierto que Michelle Bachelet será elegida
presidenta de la República , de modo que
se da por descontado que en las primarias ganará por un amplio margen a sus
pequeños rivales. Sin embargo, tal como reza la experiencia, las elecciones se
ganan después de haber contado el último voto.
No pretendo profetizar ni alterar el destino natural de los
hechos políticos que se materializarán este año de elecciones, mi intención es
señalar lo que advierto en lo que se escucha, se ve o se lee; sean sesudos
análisis de profesionales de la política, o simples comentarios de barrio en el
boliche de la esquina.
Desde luego hay que considerar que el universo de votantes,
esta vez es un universo movedizo, oscuro, misterioso. Nadie sabe nada al
respecto, sobre todo, después de la sorpresa de las últimas municipales. El
voto voluntario e inscripción automática fijó los límites exteriores de ese
universo, pero hizo invisible sus límites internos, que tiene que ver con la
voluntad última del potencial votante, la de votar tal o cual, o la de quedarse
en casa.
Lo que quiero decir, es que en estas primarias
presidenciales concurrirá una cantidad mínima de gente a votar voluntariamente,
de manera que los que concurran, verán mágicamente amplificado su poder de
decisión, su voto tendrá un valor 10 veces al que tendrá en las elecciones de
fines de año.
Este hecho descrito, de seguro que es advertido por los
comandos respectivos, que saben perfectamente que esta es una oportunidad para
definir a los candidatos que por el mecanismo de primarias clasificarán, o en
otros términos se eliminarán. Dicho esto, la palabra “eliminar”, se hace
visible, es el caso entonces, que un candidato(a), sea susceptible de ser
eliminado(a) en esta instancia, la de primarias.
Si yo fuera Longueira, no digo Allamand, porque este está
obsesionado con ser presidente de la
república. Si yo fuera ME-O, Ruz, Roxana, o el mismísimo Marcel Claude, creo,
sería tentador, promover una concurrencia a votar en las primarias, por un
candidato, por ejemplo Claudio Orrego, que deje en el camino a la señora
Bachelet. Algo así como adelantar la marca, para dejarla out-side.
Nada de mal dejarla fuera de competencia por secretaría,
entonces el panorama cambia, caída la reina, es el momento para torres,
alfiles, caballos y hasta peones. Orrego para la Derecha es “ganable”, y
para ME-O o Marcel, es una oportunidad
para que los votos concertacionistas emigren hacia sus postulaciones que los podrían catapultar a un segundo lugar en
las presidenciales, dejando abiertas sus opciones al ballotage.
Por lo pronto, Michelle Bachelet está tratando de ser
creíble para los estudiantes. Ella sabe que estos la miran con desconfianza.
Ella dice que los cambios institucionales demorarán algunos años, entonces
nadie le cree, sobre todo los que saben que llevamos ya largos 20 años
concurridos hasta la fecha en ese intento. La Concertación , en
rigor, ha obstaculizado esos cambios, es menester tomarlo en cuenta, de manera
que nadie se engañe.
Si Michelle quisiera romperla, si quisiera hablar como
estadista, como una líder indiscutida, si ella quisiera hablar como Allende,
entonces debiera decirles a los ciudadanos votantes que hará como el presidente
Zelaya, diría que su elección será vinculante a un cambio a la Constitución Política
de la República
, a una Asamblea Constituyente que fije un nuevo pacto Social.
Diría con claridad, que la primera medida de su gobierno,
será la de convocar a un plebiscito, por las buenas o por las malas, y de paso,
con ese anuncio, el tema, la agenda política, será la de su propuesta; con el
sólo anuncio dominará el escenario político, la importancia del cambio de
Constitución será el tema por muchos meses
Un nuevo Pacto Social no se pacta con visitas a los
empresarios, un nuevo Pacto se realiza entre todos los elementos involucrados, en
elecciones o plebiscitos libres e informados. El pueblo manda. Chile es de
todos los chilenos.
René Dintrans
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