domingo, noviembre 25, 2012

Después de todo o nada


  1. Después de todo o nada, al final de cuentas, al parecer, el fin justificaba los medios. Se rehizo Chile bajo esa premisa convertida en dogma. Al principio había que eliminar, torturar y hacer desaparecer a cierta gente no funcional.

    Se “salvó” Chile, se sentaron las bases a sangre y fuego de un nuevo “orden de las cosas” que iba a generar progreso material. Después se administró el modelo “en la medida de lo posible”, hubo que vender a precio vil los recursos naturales y estratégicos, teléfono, luz y agua, de otra forma no era posible obtener recursos financieros. Se construyeron carreteras privadas, cárceles privadas, el famoso Transantiago, la superintendencia de bancos "ajusta" la actividad financiera, todo por un fin loable: el progreso material de los chilenos.
     Finalmente se despeja el camino para vender Codelco, para construir la carretera de energía eléctrica en que los consorcios privados llegarán con su preciado producto, se enajena el borde costero quedando en prenda en manos de los banqueros, se licita el Litio, y otros etcéteras más. 

    Habrá más progreso afirman, habrá más trabajo; a todos les gusta manejar por autopistas, hablar por celular, tener calles iluminadas, en fin, gozar del paraíso del consumo. Todos quisieran que los discapacitados, sobre todo si tienes uno en tu familia, sean atendidos de la forma mejor posible, y esa forma mejor posible, es aparentemente la que existe en Chile. La forma de financiarla no importa, no es tema para la mayoría de los chilenos, no es tan molesto que te culpen, que te acosen a través de la propaganda de la teletón para que vayas a entregarle tu dinero a sus administradores, no es tan molesto que te controlen, no es tan inmoral ni tan incómodo que te den una credencial de “generoso”, de “bueno”, de "solidario", total ahí están los equipos, los médicos, los terapeutas, la verdad científica, la competencia técnica, los inquisidores de la “verdad”, de la “inteligencia”, ahí están todos para conseguir a toda costa esas 27 horas de “amor”.