sábado, mayo 28, 2016

Pobre viejo


Pobre viejo, muere en su lugar de trabajo, encerrado, asfixiado por los gases de un incendio provocado por una bomba molotov lanzada por un encapuchado en el contexto de una marcha de protesta contra el gobierno de turno. El anciano acudió al trabajo en día feriado, privándose de pasarlo con su familia, con hijos y nietos que tal vez querían estar con el abuelo en casa.

 Suceden estos hechos en un país que se jacta de pertenecer a las grandes ligas económicas ( aproximándose a los 30 mil dólares per cápita), y que cada vez que suceden tragedias que conmocionan al país, muestra esta contradicción, en este caso,  tercermundismo expresado en la necesidad de un hombre de 70 años de ganarse la vida porque el sistema previsional (AFP) le aporta una miseria de jubilación, tal como es la suerte de la gran mayoría de los trabajadores que cotizan obligados en esta singular empresa administradora de fondos de pensiones.

Lo paradójico del caso, es que quienes convocaban a esta marcha, lo hacían entre otras demandas, para exigir al gobierno, la aplicación de una reforma a la ley del trabajo que aporte herramientas a los trabajadores para equilibrar el descontrapeso que los ha sometido entre otras cosas a la aceptación obligatoria e intolerable del sistema de pensiones que padecen, entre muchos otros, el propio anciano que moría en el lugar de la convocatoria.

¿Quién lanzó la molotov? Eso importa menos que la muerte del viejo. 

Se sabe que fue intencional, que un manifestante desquiciado o confundido, que unos delincuentes que se dieron cita para saquear la farmacia en cuestión, que un infiltrado con bandera falsa para desacreditar este instrumento natural de los trabajadores, que otros para quemar documentos municipales que comprometían a concejales o Alcalde, que un sicario que tenía la misión de quemar en esa oportunidad propicia un edificio que por ser monumento nacional no se podía enajenar para ser vendido al cártel inmobiliario, que en fin. Pobre viejo.

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