sábado, marzo 20, 2010

Comentario al artículo aparecido en Clarín.cl de Felipe Portales titulado: “La Concertación cnsolidó la obra de la Dictadura”*

http://www.elclarin.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=20500&Itemid=6795


Quisiera felicitar a Felipe Portales por su artículo: es brillante.

No hay nada más que decir, ni que agregar: la Concertación traicionó al pueblo, a su pueblo elector; y lo hizo, con premeditación y alevosía.

La lección que debiéramos sacar de estos lamentables sucesos, es que un traidor, siempre vuelve a traicionar, es su naturaleza.

El futuro ciertamente que está oscuro, la Concertación insiste en su nuevo rol hegemónico, se ha engolosinado con los resultados de la elección parlamentaria, no está dispuesta a compartir el liderazgo de oposición. Su corolario, será la repetición del plato por parte de la Derecha.

No quiero ser mala onda, a los Piñera, los Longueira, los Lavines y los Hinzpeter; los tendremos pegados por 8 años o más.

Sólo me resta destacar, tres párrafos de este texto, y que debiera enseñarse ya en la educación secundaria. Para que el estudiante conozca lo que ha ocurrido en su país:


i) … “Es decir, si la Constitución de 1980 hubiese quedado intacta, la Concertación no solo habría elegido presidente de la República, sino que además habría tenido las mayorías parlamentarias suficientes para modificar gran parte del sistema económico-social impuesto por la dictadura (además del decreto-ley de auto-amnistía), debido al “error” mencionado de haberlo dejado establecido fundamentalmente a través de leyes simples.

Sin embargo, sucedió lo inaudito. Se efectuó en 1989 una negociación de reformas constitucionales entre la entonces opositora Concertación y Pinochet. Su resultado fue el acuerdo de un “paquete” de 54 reformas –la gran mayoría liberalizadoras, aunque ninguna eliminaba los más trascendentes dispositivos autoritarios de aquélla- que se plebiscitó en julio de ese año. Y una de ellas (¡que fue y es totalmente desconocida por la generalidad de los chilenos, en virtud del eficaz manto de silencio que se ha tendido sobre ella!) incluyó nada menos que el regalo de la futura mayoría parlamentaria de la Concertación a la derecha, al acordarse de que para tener mayoría parlamentaria simple se requeriría la mayoría absoluta en ambas cámaras.[6]”





ii)…” llegándose al extremo de no haber querido anular el decreto-ley de autoamnistía, pese a que ha sido un permanente compromiso programático de la Concertación y a que la Corte Interamericana de Derechos Humanos le ordenó al Estado de Chile hacerlo en septiembre de 2006; y a haber consagrado una virtual impunidad respecto de la tortura, al aprobar en 2004 disposiciones legales que le prohiben a los tribunales tener acceso a las denuncias de tortura presentadas ante la Comisión Valech.”


iii)… “el liderazgo de la Concertación llevó a cabo otra política inédita e inconfesable: la virtual eliminación de todos los medios de prensa escritos afines a la Concertación que laboriosamente se echaron a andar en la década de los 80.[10] Como la “convergencia” experimentada por el liderazgo de la Concertación no se extendió –o lo hizo en mucho menor medida- a los periodistas y propietarios que habían dado una dura lucha contra la dictadura; aquel liderazgo previó con toda razón que dichos medios, a la corta o a la larga, se convertirían en opositores a sus políticas neoliberales. Por ello desarrolló una política sistemática destinada a destruirlos y cuyo resultado fue hábilmente achacado a una desaparición provocada por las leyes del mercado. Política que tuvo como elementos principales el bloqueo, efectuado por el gobierno de Aylwin, de millonarios apoyos ofrecidos a esos medios por el gobierno holandés en 1990; la compra de algunos de ellos por personeros de la Concertación para cerrarlos en breve plazo y la sistemática discriminación del avisaje estatal.[11]”

Atte. René Dintrans

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