domingo, mayo 08, 2011

El "relato" de la Derecha

El “relato” de la Derecha “Relato”. Rara denominación para cuestiones políticas, se traduce en este caso, en el estilo, la huella, el delicado perfume que la clase alta quisiera dejar en el recuerdo de su gestión pública como gobierno.

 Pero el tufillo agrio de su relato anterior, de su referente más próximo, es decir: el saqueo sangriento, cruel, mortífero e infamante que dejó la administración de sus capataces militares aún los persigue, nada saca Longueira con exigirle un relato genuino al pragmático presidente Piñera que ha optado por la continuidad del “relato concertacionista”. El nuevo relato no existe. No tiene cabida.

 Lo que “vende” es lo que cuenta, y la Concertación supo vender muy bien sus sucesivas gestiones, tanto es así, que llegaron a creer que serían eternamente reelegidos, y en efecto, a pesar de perder, ganaron, no por el proyecto fallido que sostuvieron en sus programas electorales que jamás quisieron lograr, si no que por la forma de venderlo. La burla.

 No es casualidad que Larroulet se vanaglorie de la tasa de aprobación de los proyectos de leyes enviados al Poder legislativo controlado por la oposición. Dice que han batido el récord de colaboración opositora con la cara rebosante de optimismo. Tampoco es casualidad que en los hechos, Piñera gobierne sin oposición. Sólo algunos episodios faranduleros como esas acusaciones constitucionales a las figurillas emergentes de la Derecha dirigidos a la galería , pero en lo sustantivo, nada. Nada de nada.

 Hoy por la mañana Escalona ha tratado de mentiroso a Su Excelencia, mañana S.E. tratará de cretino al honorable Senador de la República. Ambos tendrán razón, ambos son personajes del mismo “relato”. Es el “relato” neoliberal el inextinguible relato, este no es más que la célebre teoría del chorreo acuñada por el general Pinochet. Este relato se extiende desde Hernán Büchi hasta Felipe Larraín, pasando por Foxley, Aninat, Eyzaguirre y Velasco.

 El avasallante relato, el nuevo relato de la burguesía para ser más riguroso, ha dejado en el camino a la otrora vigorosa clase obrera, el único antipoder que podía enfrentarlo. La CUT ha devenido en una institución al servicio de los gobiernos de turno, el último episodio que desenmascaró a Arturo Martínez y al senador Andrade en medio de la negociación con el gobierno nos evita más comentarios.

 La ministra del Trabajo, la señora Mathei, la ex-senadora de la Ultra Derecha , se perfila claramente como la sucesora de Piñera. Ella, radiante, con su sonrisa enchulada, advierte amenazante a los empresarios abusadores que no permitirá que burlen la ley, no más jornadas de 36 horas a los choferes de los buses interprovinciales, no más la esclavitud de las noches de encierro bajo llave de los trabajadores nocturnos de los supermercados.

 El “Orden Natural” tendrá que restaurarse en las relaciones laborales. Ella le pondrá la otra mejilla al “presidente de los trabajadores” que la ha tratado mal en su ridícula arenga del 1º de mayo; se sentarán en una mesa de negociaciones, y pactarán alguna ley que le dé más poder a la CUT , porque de veras que lo necesita, porque no basta que sus dirigentes sean elegidos en forma indirecta, por votos ponderados y muchas veces provenientes de sindicatos fantasmas, deben también ser representativos.

 La Cut no representa más del 10% de los trabajadores del país, y de ese reducido porcentaje sindicalizado, el 80% está cautivo de sus patrones. No sólo tendrán el financiamiento que ciertamente no les ha mezquinado Piñera, que ha seguido religiosamente la costumbre de sus antecesores: tendrán entonces lo que necesitan, más poder, más control sobre sus afiliados.

 Pero como nada es gratis en esta vida, la nueva etapa, será por cierto terminar con el abuso impresentable de los multi-rut y otras prácticas viciosas. La CUT auspiciada por la Concertación , le pondrán la firma a la flexibilidad laboral, a la reforma al código del trabajo que terminará por reducir a la mínima expresión a los trabajadores, al desamparo total.

Es el epílogo del relato. Tenemos que empezar de cero.

 René Dintrans

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