Mapuche vs. medioambientalistas
DOMINGO, 15 DE MAYO DE 2011
Ser mapuche, es ser medioambientalista de nacimiento. Para
los mapuche, la tierra –mapu- tiene una connotación sagrada, el mapuche está
ubicado al centro del medioambiente en que habita, al centro de su sagrada
tierra.
De modo que cualquier defensor del medio ambiente de nuestro
país, debería conocer que existe un pueblo, una nación -la nación mapuche-, que
desde tiempos inmemoriales está por la defensa de esta idea de la cual es
parte, su centro.
Oponerse hoy al demencial proyecto HidroAysén, tiene la
misma lógica que la oposición al proyecto Colbún que dejó inundadas tierras
ancestrales mapuche, incluidas las tumbas de sus padres y abuelos, y abuelos de
estos abuelos.
Solidarizar con la causa mapuche, es solidarizar con el
medioambiente amenazado, si no arrasado por las transnacionales, porque hace
rato que comenzó la ofensiva depredadora.
El principal escollo para las transnacionales, ya no son los
gobiernos de Izquierda, son en efecto, los puebles originarios, y,
particularmente en Chile, son los mapuche, por el lugar “estratégico” en que
habitan, y por sus particulares virtudes demostradas a través de la historia:
la defensa de su identidad, de su cultura, y por la existencia de su lengua de
la tierra, que se niega a morir, hablándose de sus creencias, de su historia, y
transmitiéndose prodigiosamente de madre a hijo.
Son los mapuche los indicados para protagonizar en primer
lugar, el gran dilema de nuestra época: la contradicción neoliberalismo vs. medioambiente. Son los
mapuche el sustrato de la chilenidad, mal que les pese a muchos.
De manera que los chilenos no debemos perder el norte. Son
los mapuches hoy en día, los chilenos mejor “armados” para defender el medio
ambiente, la “propia casa” amenazada por las forestales, las hidroeléctricas,
los grupos económicos y “El Mercurio”, su órgano de difusión. En consecuencia,
ellos son el primer objetivo de la expansión económica, de esta verdad, hemos
conocido bastante, desde hace unos años, los mapuches vienen siendo golpeados
por sus medios de comunicación con particular virulencia. Los poderosos señores
de los negocios forestales y energéticos los han tratado de diezmar , de
controlar, a través de todos los medios disponibles, incluidos las influencias
en los gobiernos de la
Concertación que han aplicado la ley antiterrorista que bien
podría llamarse la ley antimapuche..
La causa mapuche debiera ser la causa de los
medio-ambientalistas, porque los mapuches de lejos llevan la delantera: tienen
entereza moral, valentía, conciencia de bien, y están luchando por la
recuperación de sus tierras que son las nuestras. Están luchando por el
equilibrio medio-ambiental y tienen una larga bitácora que exhibir de esa larga
lucha.
Héctor Llaitul, Ramón Llanquileo, Jonathan Huillical, José
Huenuche, dirigentes destacados del pueblo mapuche, parte de su preciada elite, están siendo condenados por la ley
antiterrorista, básicamente, por “atentar” contra el fiscal Elgueta.
Es tan absurda, tan burda esa acusación, tan mal montada
como tan cínica esa estúpida acusación, que es como si se hubiera acusado a
Gabriel Valdés, a Silva Cimma y a don
Patricio Aylwin como autores del atentado al general Pinochet, con el agravante
que ese atentado se llevó a cabo realmente, y éste, es un montaje más, de los
tantos mentirosos montajes que se han fraguado entre carabineros y las
fiscalías del sur.
La solidaridad con los mapuche no debiera ser motivado por
los múltiples padecimientos de este pueblo, por las sangrientas matanzas de
cientos de miles de sus jóvenes a través de la historia que han tenido con el
estado chileno, ni por su condición de extrema pobreza, ni por su injusta
estigmatización.
La solidaridad con los mapuche ni siquiera debería ser
motivado por el vía crucis de los cuerpos golpeados de sus dirigentes, de sus
vulnerables cuerpos a la deriva ofrecidos
a su causa generosamente, ni por sus corazones, riñones e hígados
maltratados por anteriores abstinencias alimenticias.
La solidaridad con ellos, debería ser por sus ideas en
primer lugar, por su inmortal rebeldía, por su valiente determinación a
defender lo que nosotros los chilenos no hemos sido capaces de defender. Por su
claridad de pensamiento, porque han sido capaces de poner su vida en la
balanza, por haber optado por una forma de no-violencia- activa de protesta
social. Por ser más civilizados que el estado chileno al cual se enfrentan en
inferioridad de condiciones.
René Dintrans
erredintrans@yahoo.es
http://blogdintrans.blogspot.com/
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