lunes, junio 06, 2011

Nadie sabe para quien trabaja


Rutina diaria

Vivo al frente de una capilla
que se abre como reloj de arena
dejando fluir los deudos del día

de vez en cuando

mis ojos curtidos en la rutina
son penetrados por el cortejo
que llora su particular desgracia.

Interminables minutos desfilan
con el ataúd a cuesta por mis nervios,

luego, como ya es una costumbre, 
en un hoyo hecho en mi cabeza,
dejan abandonado al occiso,

y sin hacer declaración alguna
se retiran del lugar de los hechos
socios, familiares, y vecinos 


(de 20 poemas resueltos)

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