Mis compañeros explotaron en júbilo y aplaudían compulsivamente para sorpresa del sacerdote que no atinaba a decir nada. Él bajó de la micro visiblemente perturbado, algo andaba mal.
Creo que fue la primera señal que tuve de esa grotesca manipulación de mentes infantiles, sentí una inédita curiosidad por esa contradicción de alegrarse de la muerte de un ser humano y lo que se entendía en mi casa por cristianismo.
La campaña del terror tenía tomados a casi todos los hogares del barrio alto, los niños no hacían otra cosa que celebrar la muerte del que consideraban el demonio.
Años más tarde, en el sexto de humanidades, el último sexto de humanidades que existió en Chile, el del año 70, ya me consideraba ateo, y aún tenía en mi mente los ecos de esos gritos infantiles del colegio del cual egresaba, y que usted me ha hecho recordar ahora con su nota.
Gracias por su ilustrativo artículo.
Atte. René Dintrans
PD: Comentario del suscrito al artículo publicado en El Clarín digital por Raúl Auth Caviedes
1970: Recuerdos de una campaña del terror | |
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