jueves, octubre 08, 2009

Las próximas elecciones no tienen ninguna importancia

El pueblo no tiene nada que perder ni nada que ganar. Lo cierto es que lo ha perdido todo, puesto que ha perdido sus derechos más esenciales como pueblo. Por causa de la transición hacia la democracia, que está siendo permanente en el tiempo de tal forma que no parece tener fin, el pueblo no ha sido restituido hasta la fecha de los derechos que le arrebató Pinochet, a pesar que sus representantes han tenido en sus manos el poder hacerlo. Aquí todo, todo ha sido para el gran empresario, y nada de nada para el obrero, nada de nada para el mapuche, nada de nada para preservar el medio ambiente en que vivimos.


Las autoridades actuales se vanaglorian de éxitos económicos, de que dejan la casa ordenada, de que nos dejan con un ingreso per cápita cercano al primer mundo. Es este el marco teórico de referencia que debemos atender, este es el mismísimo statu quo, es este el establishment.

Este es nada menos que el orden burgués.

Es aquél orden que divide a nuestro país de la peor forma, la forma del embudo donde la parta ancha es para el poderoso, y la angosta para el despojado.

La Concertación ha sido parte fundamental en el asentamiento de este orden, ellos han mantenido a raya a los sindicatos, a las organizaciones gremiales, y han favorecido siempre a los empresarios.

El pueblo de Chile ha perdido sus riquezas naturales, ha perdido el agua, la luz, el teléfono, la calidad de su educación. A cambio ha ganado figurar como modelo a seguir, a figurar como uno de los países en que la distribución de la riqueza es la más desigual en todo el planeta.

A pesar de todo, el pueblo es convocado a emitir su sufragio, y este acudirá masivamente a hacerlo en diciembre. Con su voto seguirá aprobando lo que se ha hecho en estos años, puesto que tenemos un pueblo irreflexivo, un pueblo de corderos que ha perdido la capacidad de proyectarse como sujeto histórico.

El pueblo vota por la Derecha , eso es un hecho, se ha llegado al absurdo de todos los absurdos, el pueblo se ha entregado a su enemigo.

El pueblo vota por la Concertación , votará por Frei a pesar que Frei ya lo traicionó, votará por el conglomerado político que lo ha negado, por aquellos que se han acomodado en las posiciones que les da el poder, por una mafia que se ha apoderado del aparato público para servirse a si misma.

Frei habla que quiere más Estado, y el Estado resulta que es la ley, el Estado es el gestor del orden de las cosas, del statu quo.

El Estado de Chile a pesar de haber incorporado la norma del convenio 169 de la OIT , pues necesita estar en armonía con el statu quo global, llegado el momento, en la seguridad de su aldea, lo tergiversa, puesto que a prueba de desmentidos, la Concertación sirve a los intereses de las forestales y las hidroeléctricas. Entonces le quita el carácter de vinculante a las consultas hechas a los pueblos indígenas, es decir, castra el convenio 169 y lo transforma en forma, en apariencia, porque así se lo exigen sus amos.

Así las cosas, no dan muchas ganas de concurrir a votar, dan ganas de no obedecer la ley electoral, de rebelarse de modo instintivo a la provocación que ejerce el Estado en contra de los ciudadanos que tiene absolutamente controlados.
Gobernar en contra del pueblo y dirigirlos a votar mediante un sistema turbio como lo es el binominal para renovar la consagración del estado de las cosas, es equivalente al significado del artefacto de N.Parra que consiste en ordeñar una vaca y acto seguido, lanzarle la leche por la cabeza. Hay dignidad en quien se niega a votar teniendo obligación de hacerlo.

Sin embargo votar nulo o en blanco como una opción, me parece un despropósito, una soberana estupidez. Los votos nulos o en blanco no miden nada, son un resumidero de opciones diversas que generalmente refleja la total torpeza e ignorancia de cómo sufragar en forma correcta. Yo no quisiera por ningún motivo figurar en esa muestra despreciable.

Votar por Frei o votar por Piñera es exactamente lo mismo. El pueblo es el que pierde, es él el que posterga la reivindicación de sus derechos perdidos.
No me voy a referir a las opciones de la Izquierda. Arrate y Enríquez son hasta el momento un hecho anecdótico.

Arrate se justifica en cuanto ponga en discusión las ideas de la Izquierda que están ausentes del debate actual, y en cuanto sea capaz de reunificar la irracional dispersión de ella.

Enríquez me cae bien, si pasa a la segunda vuelta sería francamente un golpe a la cátedra.

Atte. René Dintrans

erredintrans@yahoo.es

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